jueves, 12 de junio de 2008

LUCHON-BAYONA




Pyedesurd, Aspin, Tourmalet., Aubisque., cimas míticas tanto para los aficionados al ciclismo, como para mucha gente que gozó del ataque de Miguel bajando el Tourmalet, y tantas y tantas gestas que hemos vivido con los pirineos por testigo.. Podríamos decir que el reto nació cuando, leyendo la revista Pedalier, leí un articulo sobre la Luchon Bayona, de unos tipos de Hondarribi que la hicieron en un día; o cuando nos enteramos que un tío de uno de la grupeta la había hecho de joven, y nos dijo que hasta que no la hiciéramos no le viniésemos alardeando de quebrantahuesos, ni de Larra-Larraus ni de Tour de Flandeses… Pero no, el reto nació en 1909, si, en 1909, cuando a los organizadores del Tour se les ocurrió diseñar una etapa de montaña, que uniría Luchon con Bayona, y que pasase todos esos puertos, desconociendo si los ciclistas de la época serían capaces de subirlos sin bajarse de la bici. A raíz de esa etapa, que se convirtió durante años en habitual, se celebra cada dos años la Randonneur Luchon Bayona, celebrándose este año la 42º Edición. En la cena que hicimos la grupeta para celebrar el fin de temporada pasado, se barajó hacer la Luchon-Bayona o la Paris Roubaix, quedando en que al final haríamos la Luchon, dejando la Roubaix para otro año.. Así que allá por noviembre empezaron los entrenamientos, primero suaves, para luego ir aumentando tanto intensidad como volumen; innumerables viajes a Erratzu y a Zubieta, subidas a Otsondo, con Manuel, Igor, Josu, Xabi, Gari, pasando frio pero haciendo lo que nos gusta. Por diversas circustancias laborales y de entremaniento, Xabi y Gari se borraron en abril, y Josu confirmó que no podría ir en Marzo.. Para entonces las salidas de más de 160 kilómetros eran habituales, y escalar puertos obligatorio en cada salida. Cuando fui a la Clásica de los Lagos de Covadonga, convencí a mi cuñado y a un amigo suyo para que me acompañasen, hiciesen la primera parte, y de necesitarlo, me ayudasen al final. Cuando me lo confirmaron, no había marcha atrás: mi novia Laura, mi hermana, su novio Patxi y su amigo Mikel iríamos a Luchon. El reto tomaba forma definitiva, la épica nos aguardaba.. LLEGADA A LUCHON Después de preparar todos los bártulos, a la hora de comer, salí de currar a las 3, y marchamos para Luchon. El tiempo no daba tregua, y la lluvia y el frío nos asustaban porque la cosa pintaba mal.. A las 7 y media llegamos a Luchon, y mientras Patxi se fue al camping, yo fui a recoger el dorsal y a enterarme de donde estaba la salida. Retire el dorsal, llegamos al camping, cenamos en un italiano, bien de pasta y pizza, y después de prepararlo todo para el día de la prueba, a la cama. Los nervios y el hecho de la cama nueva del bungalow hicieron que no pudiese dormir mucho, así que las 5 y media sonaron enseguida. Desayunar, darme una vuelta al camping para decidir con que ropa salir, al final culotte corto y dos mallots, uno corto y otro largo por encima, más guantes de invierno, y a las 7 menos cuarto doy los últimos retoques en la bici… marchando a la salida, empieza el reto en sí mismo.. CARRETERA Y MANTA Llego a la sede de la federación francesa de cicloturismo, y en cuanto consigo que me sellen la hoja de ruta, salgo con la flaca, un kilómetro escaso de calentamiento, y la primera dficultad del día, el 14 kilometros con 900 metros de desnivel.. Empiezo la subida con un señor de Gernika que la quiere hacer en un día, pero enseguida me doy cuenta que va demasiado despacio para ello, así que yo sin forzar, con el 42 de plato y el 25 de piñón, cojo una marcheta cuidándome mucho de no superar las 160 pulsaciones..Doy caza a un señor de Hondarribi de 70 años que la quiere hacer de un tirón, y que ya la hizo hace 25 años. Me descubro ante él, pero la verdad que no será la primera vez que vea situaciones de ese estilo.. Durante varios kilómetros voy de charla con el, hasta que pasa un grupo que va un poco más rápido, me pego a su rueda, y despacito despacito vamos para arriba. A falta de unos 5 kilómetros ya vemos la cima, preciosa, herraduras anchas, praderas, montañas... Doy gracias a que la naturaleza nos ha permitido verlas en toda su plenitud, quitando las nieblas y las nubes. Corono en 1 hora 8 minutos, me como un plátano, me pongo el chubasquero, porque la rasca es de 5 grados, y para abajo, con mogollón de prudencia, por un lado porque soy un negado bajando, y por otro porque no quiero tener que retirarme por una caída… Una vez coronado el primer puerto, descenso en principio bastante rápido y luego unos kilómetros de falso llano tirando para abajo para llegar al pueblo de Arreau en el kilometro 32. Un compañero de Vitoria pincha delante de mí. Le pregunto si necesita ayuda, y me dice que no, menos mal, porque con los nervios, a la mañana me había dejado los utensilios para arreglar pinchazos en el camping! En el comienzo del Aspin, estaban Laura y Maider esperándome para darme las herramientas, les doy el chubasquero, y para arriba. Aspin sería el último puerto donde ver gente de la Luchon Bayona iba a ser normal, ya que a partir de ahí la gente se empezó a desperdigar por las carreteras pirenaicas. Los 13 kilometros del Aspin los hice agusto, al principio con el señor de Hondarribia, luego con unos maños, para luego irme solo para arriba intentando enlazar con un grupo que tenía a la vista; no lo logre, pero las sensaciones estaban siendo buenísimas, y el puerto no tan bonito como los demás pero duro, y con vistas espectaculares. A falta de 3 kilometros la cima estaba a la vista, asi que despacio despacio, y controlando las pulsaciones hasta arriba… Una vez coronado, foto con la familia, sellado del libro de ruta, vuelta a ponerse el chubasquero y camino a St Marie de Campan para comenzar a subir un mitico entre los miticos, el col du Tourmalet, por la misma vertiente donde Indurain atacara en la bajada en el Tour de 1991. Todavía me siento muy fuerte, aunque empiezan a pesar los dos puertos que hemos tenido que superar.. Al llegar a St Marie de Campan, no veo ni a Laura ni a Maider para darles el chubasquero pero decido empezar a subir de todas maneras. Primera sorpresa, abandonamos nuestra soledad para solapar recorrido con gente de otra marcha que se celebra con motivo de la colocación de la estatua del ciclista que corona el alto del Tourmalet.. La banda de música “Los muchachos de Baiona” intenta animarnos un poco, pero les falla el repertorio; donde estén las canciones sanfermineras..jeje! Tras unos 4 kilometros al 5% de calentamiento, la cosa se pone al 8 por ciento para no bajar hasta la cima. Consigo subirlo dignamente con el 42X25, hasta los tuneles que se encuentran justo antes de La Mongie, donde el cartel indica kilometro entero al 10%, meto el 30 del triple plato, y juego con los piñones, entre el 21 y el 23. Espectáculo impresionante, la naturaleza en todo su esplendor, precioso, precioso , y precioso. Todavía voy bastante bien, y puedo disfrutar de las vistas y del honor de estar venciendo a un coloso mitico, al puerto entre los puertos. Cruzando el pueblo de La Mongie, ya se vislumbra la cima. Quedaran 4 kilometros al 8-10%. Poliki poliki seguimos avanzando; casi todos con lo que me cruzo son gente de la otra marcha, pero de vez cuando veo a alguien de la nuestra. El control para sellar el libro de ruta estaba en el ultimo kilometro; sellado, y justo entonces, me adelanta el novio de mi hermana, Patxi, diciéndome que me espera arriba. Como algo hablando con Hegialde, un forero del foro mtb, y enseguida corono. Arriba, fotos varias con la familia, disfrutar del momento de gloria que supone coronar el Tourmalet, intentar disfrutar y memorizar las vistas, comer un platano y un gel de glucosa, llenar los bidones, ponerme el chubasquero, y para abajo, que todavía queda mucho. Sólo hemos hecho 75 kilometros. De piernas iba bien, aunque ya tenía algunas molestias musculares en las piernas, y sobre todo, un revoltijo en el estomago bastante grande debido a las sales ingeridas con el agua, y a las barritas y geles de glucosa. Patxi y Mikel pararían ahí de momento, y de hacerme falta, estaban dispuestos a tirar de mi desde Oskitz hasta Baiona. El descenso del Tourmalet, como todos los descensos, con mucha precaución, y muerto de frio. La nieve había dejado la carretera llena de gravilla, y el descenso se hacía complicado. Me adelantaron 4 ciclistas en la bajada, y justo cuando el descenso se dejaba de complicar, me adelantaron 4 ciclistas, que me parece que eran los mismos del Pyedesurd. Cogí su rueda, y a rodar durante 19 kilometros camino a Argules. El grupo ese no iba muy rápido, pues en el descenso habían perdido un integrante, y lo estaban esperando. En esas llego un momento clave de la prueba, nos adelantaron 3 personas, un francés que hacía la marcha, un vasco que estaba rodando por ahí, y el que a partir de entonces haría la ruta conmigo, Asier, de Soraluze. El vasco nos llevo a un muy buen ritmo hasta Argueles, y desde ahí, después de dejar cada uno las siras es sus respectivos coches de apoyo, empezamos a subir, ya que hasta la cima del Aubisque nos quedaban cerca de 30 kilometros. Los primeros kilómetros del Souloir eran bastante fáciles, quitando los dos primeros, pero una vez pasado Arrens, empezaron los primeros sufrimientos serios de la jornada, esos 8 kilometros al 8 por ciento se me hicieron eternos, a mi, y un poco más a Asier, que había descuidado con el comer y lo acusó. Nos pasó un francés que rondaría los 55 años, casi sin cadena, increíble el ritmo que llevaba. Pues eso, que Souloir se nos hizo eterno, y no llegó para cuando quisimos el control de ruta que se encontraba arriba. Arriba sellamos, comimos, bebimos, y comprobamos que estábamos entre los 14 primeros, lo cual fue toda una sorpresa agradable. A pesar de que tanto las maravillosas vistas que se veían ahí, como el cansancio y el revoltijo de estomago que tenia invitaban más a parar y retirarnos, coronamos Souloir, y atravesando el INCREIBLE circo de Littoir, nos dispusimos a llegar al Aubisque. Sin lugar a dudas, para mi el punto más bonito de la carrera. Recordaba perfectamente el túnel donde aparece el campeón del Tour de 1926 haciendo la misma ruta que yo, y no podía evitar emocionarme. Había leído en internet que la cima del Aubisque se veía una vez que divisamos una casa que sirve de bar justo en la cumbre.. Cuando Asier y yo la divisamos a 2 kilometros de la cima, sabíamos que el denominado circulo de la muerte estaba superado; eran casi las 3 de la tarde, hacía 8 horas ya que salimos de Luchon, y el circulo de la muerte estaba superado. Eso si, los dos eramos conscientes que estábamos tocados, habíamos sufrido cantidad en el Souloir, demasiado. Las molestias estomacales eran grandes, y para rematar, el frio me había irritado mogollon la garganta, por lo que el beber, que debía de ser una obligación, se convertía en una tortura..Gel de glucosa, coca cola, platano, ponerme el chubasquero, rutina habitual para entonces, y para abajo, hacía Laruns, con la tranquilidad de tener a Asier conmigo para las dudas de los cruces, y para darnos relevos de ser necesario. Asier bajaba bastante más que yo, por lo que llego antes que yo a Eaux Bonnes, pero me espero y llegamos juntos a Laruns. Ahí dejamos los chubasqueros, y leña hacia Oloron. Ya habíamos hecho la mitad de la prueba, 160 kilometros, pero todavía la meta se veía muy muy lejos. La familia se quedo a comer en Laruns, por lo que a partir de entonces y hasta Oskitz, mi coche de apoyo fue el coche de Asier. Gracias a su familia por el apoyo.. Si hasta entonces la naturaleza nos había dado un poco de tregua, dejándonos disfrutar de las maravillas pirenaicas, ya en Aubisque se vio que venía cambio, la niebla entro y el viento soplaba con fuerza, asi que desde Laruns a Oloron tuvimos que hacer frente a un aire despiadado que nos empujaba hacia el Aubisque, dificultando nuestro avance hacia Baiona. Un cicloturista francés al que dimos caza y se nos puso a rueda, se apiadó de nosotros y se puso a tirar hasta Oloron, llevándose como premio un agradecimiento sincero por parte de ambos, y un par de buenos apretones de manos. Esos 20 kilometros a rueda supieron a gloria bendita! Una vez llegados a Oloron, paramos porque Asier necesitaba ir al baño, parada, comer una barrita, que chungo es comer cuando el estomago te dice que no!, y dirección Mauleon.. Cuando vimos el primer pueblo con frontón, ambos supimos que estábamos llegando a Zuberoa, y la emoción del momento hizo que durante un par de horas nos cebásemos demasiado. Apenas bajabamos de 30 por hora a pesar del viento en contra, y en ningún repecho quitamos el plato grande. Justo antes de entrar en Maule, yo vi que no iba fino, pues no podía seguir a Asier en los repechos; la irritación en la garganta me había impedido comer y beber bien, y lo estaba acusando de mala manera…Como a perro flaco todo son pulgas, cuando estábamos preguntando el camino hacia Donibane Garazi, o hacia el col de Oskitz, empezó a caer un xirimiri, que rápidamente se convirtió en un aguacero, que nos castigo más si cabe. Ponernos otra vez los chubasqueros y penando como un condenado llegamos al inicio del Oskitz, ultimo control antes de la meta. Desde el inicio dejo a Asier seguir solo, y a pesar de que las rampas no son muy duras, meto el 30, experimento una sensación que ya no me abandonara hasta Baiona, una sensación de envejecimiento repentino, como si mi cuerpo en vez de tener 27 tuviese 60 años, ya que no soy capaz de acercarme ni de lejos a las 160 pulsaciones, cuando en los entrenos , en la indurain, en Larrau etc, subo puertos con 175 pulsaciones de media..Bajo un aguacero implacable, voy venciendo la “supuesta” (lo explicare luego) ultima dificultad del dia. A falta de dos kilómetros para la cima llega la familia, lo cual me da un poco de más animo si cabe. Patxi y Mikel me ven tan mal, que deciden vestirse otra vez de ciclistas, y esperarnos a Asier y a mi para juntos hacer camino hacia Baiona. Después de coronar Oskitz, sellar, y cambiarme de calcetines que los tenia muy mojados por la lluvia, intente comer algo, pero el estomago no admitía mas comida, aun asi una barrita y un poco de chocolate pude comer, asi que emprendimos la marcha, sabiendo que nos quedaban 80 kilometros, pero que lo peor había pasado (eran las 19:40 cuando sellamos, y serían las 20:00 cuando salimos). Craso error, de Oskitz hasta Baiona, serán probablemente los peores momentos vividos como ciclista. El envejecimiento que describía anteriormente se multiplicaba por 10, justo justo era capaz de seguir la rueda que me marcaban Patxi, Mikel y Asier en los poquísimos tramos de llano que había. En todos y cada uno de los repechos, y había muchísimos, perdía rueda a pesar que rara vez pasaba de las 150 pulsaciones. Por lo hemos, dios aprieta pero no ahoga, paro de llover y las ultimas horas las hicimos con sol. Agradecer eternamente tanto a Patxi como a Mikel, y por supuesto a Asier, el que me esperaran en todos los repechos, el que me ofreciesen una rueda a la que no me podía pegar, en fin, el que hiciesen posible con sus chistes y animos, que el abandono, que rondaba fuertemente en mi cabeza, no ganase la batalla. Ellos me recordaban que sólo me quedaba una hora de sufrimiento, que si quería parar parase un rato, que no me cebase con nadie, que no había prisa, que no se iba a hacer de noche, en definitiva, que la meta estaba ahí mismo.. Y al fin, la victoria: llegamos a Baiona. No puedo describir la sensación cuando vi el rio, el rio donde un mes antes había hecho rafting, acordándome que un mes después sería la señal inequívoca de que lo habríamos conseguido. Un callejeo interminable buscado las flechas amarillas que nos llevarían a la sede del Aviron Bayonnais., un ultimo repecho de 300 metros, que son 300 p***s metros, y bajada hasta la sede, donde nos recibieron con un sincero aplauso los apenas 20 voluntarios que nos esperaron, sellar, un abrazo sincero entre Asier, Patxi, Mikel y yo, y sentarnos en unas sillas que había ahí.. En esos momentos es cuando el cansancio te golpea duramente, sin piedad.. Comprobé que aunque yo iba mal, Asier también estaba tocado, pues todos los voluntarios se empeñaban en ayudarlo..jeje! Nos dicen que esta muy bien , que lo hemos logrado tras 15 horas desde la salida, llegamos a las 22:00, con 13:46 de pedaleo que marcaba el pulsometro. La verdad, que ahí ni sentía ni padecía, levante el puño cuando vi la sede, pero no disfrute de haberla logrado, hasta hoy domingo al despertarme.. Ayer juraba no volver, hoy digo que seguramente no volveré, y seguramente algún año volveré. Somos asi, nos gusta sufrir.. Hoy por la mañana, después de 10 horas de reparador sueño, no estoy tan mal, de hecho he ido de pintxos en la mountain bike, sin apenas desarrollo, pero no me duelen demasiado las piernas, y poco a poco mi estomago vuelve a la calma. Os pongo algunas cosillas del pulsometro.. Duracion: 13:46 de pedaleo Pulsaciones media y máximas: 141 medias, 175 maximas.. Desnivel acumulado: 6000 metros (bastante mas que el previsto) Calorias: 10167 Bueno perdón por la chapa, y espero os guste.